lunes, 4 de agosto de 2008

Experiencias que dejo el recital desenchufado

Fue un amanecer con el corazón en la boca con el firme deseo de que el pronóstico se hubiera equivocado. No iba a llover, no podía llover. Un sol radiante nos recibiría y confirmaría una nueva equivocación de nuestro querido sistema meteorológico.

Lamentablemente un viento cortante y una lluvia molesta ponían un velo gris a las fantásticas expectativas que todos teníamos para el recital. Todo iba de mil maravillas, y solo falta ese pequeño detalle, que el clima acompañara.

Contra lo que esperaba, me llaman diciéndome que Mecha ya estaba en el Bruzzone, que todo se hacía igual. Corriendo voy para lo de mi amada, buscamos la excelentísima donación de un muchacho llamado Lucas que consistía en muchísimos paquetes de fideos, tomamos las improvisadas tortas hechas a las 4 de la madrugada con mas ternura que habilidad y partimos rumbo a ese sublime rincón de la cultura.

Allí nada menos que lo esperado, un mar de sonrisas, gente de una buena onda increíble, solidaridad y ternura por doquier, un clima ameno y casi familiar.

Como no podía ser distinto en una casa de la cultura, el arte rápidamente invadió todos los rincones. Música, canto, maquillaje, pintura, lo amateur y lo profesional se fundían, se complementaban perfectamente.

Chicas de voces angelicales, un dúo sublime interpretando canciones de Serrat, la siempre presente melodía del eterno Silvio, la frescura musical de Haiku, su bienvenida originalidad. Todo, absolutamente todo irradiaba genialidad.

Y finalmente ver las bondades de tanta organización, de tanta energía, de tanto arrollador optimismo, ¡como si no fuera suficiente recompensa el pasar una jornada hermosa con gente admirable! Un pequeño pasillo tras el improvisado buffet atestado de bolsas de comida, y la inevitable visión que se desprendía de mi imaginación: un niño sentado a la mesa con un plato repleto de comida, con las facciones iluminadas y una gran sonrisa satisfecha.

A Mecha, por tu energía arremetedora, gracias.

A Diego, por tu entera dedicación, gracias.

A todos los excelentísimos músicos, por deleitarnos con su arte, gracias.

A Magda, por ser la voz de la prudencia, gracias.

A la gente del Bruzzone, por abrir a la par las puertas y el corazón, gracias.

A quiénes tengo el infinito placer de llamar amigos, por querer cambiar al mundo, gracias.

A los peques, por su amor desenfrenado, gracias.

A quienes tendieron una mano desinteresada, gracias.

A quiénes son por ser, a quiénes están por permanecer, a quiénes sueñan por hacer, ¡GRACIAS!

Y a Graciela, quién sentó las bases de todo esto, quien puso el primer ladrillo en esa gran estructura de dignidad y solidaridad que construimos juntos día a día, un agradecimiento escrito hace tiempo:

Por tu corazón de proporciones siderales y por tu inamovible dignidad, por la riqueza de espíritu que mantenés frente a la pobreza material, gracias.

Con muchísimo cariño…

Lautaro.

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Bueno yo como dije en el recital, son dos cosas… Primero y principal que me cambió la vida al 100% que tal vez la teoría la sabíamos, pero hasta no vivir las diferentes realidades, hasta no escuchar las diferentes voces, hasta no ver esos ojos que hablan por si solos… no te demostras a vos mismo lo poco que sabes. Es una experiencia única, maravillosa, e impagable.

Yo no voy como colaborador, sino como aprendiz. Aprendiz de esa otra realidad, y de esas otras historias de vida. Y para aquellos que piensan que el dinero trae la felicidad y me preguntan si por hacer esto me pagan, bueno… les respondo que sí, que me pagan con abrazos, besos, “te quiero”, “te amo”, con cartas, con algunas lágrimas, y con mil sonrisas, y eso es impagable, e inigualable.

Tal vez estos pibes nos den mil veces más cosas a nosotros, de lo que nosotros les podemos dar a ellos...

Yo el primer día, le dije a Graciela: “A mí no me tienen que dar las gracias de nada, yo soy el que estoy agradecido de que me den el espacio para esto... y seguramente mis compañeros piensen parecido.

Porque lamentablemente si no nos ayudamos entre nosotros no nos ayuda nadie… y como dijo la persona a la cual yo considero el ejemplo a seguir: “Hay que hacerse fuerte, sin perder la ternura” (el Che) y esta es la mejor forma de hacernos fuertes… haciendo…

Jeremías

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