martes, 25 de noviembre de 2008

Quinta jornada de huerta

La huerta de Los Peques era un sueño, y es ahora una realidad latente. Pocos brazos, varios días y mucho esfuerzo van haciendo del sueño utópico de obtener comida orgánica, digna y autogestionada una solución cada vez más viable a las deficiencias que sufre el barrio, y que el estado no quiere o no puede subsanar. Las diversas hortalizas van madurando sin prisa y sin pausa, y estamos orgullosos de decir que en pocas semanas el comedor podrá disfrutar de las primeras de ellas. Son pocas es cierto, apenas un mínimo aporte a las necesidades reales del comedor, pero su valor esta también en lo simbólico, en la seguridad de que un proyecto así es posible, sin mas herramientas y conocimientos que los que están al alcance de todos. Esto recién empieza, y el siguiente sueño es ampliar la huerta indefinidamente y extender estas ideas y aspiraciones a las familias del barrio.


Los peques, a quienes va dirigido todo este esfuerzo, ya forman parte del proyecto: ya siembran sus primeras semillas, ya riegan sus primeros canteros, y próximamente estarán recolectando sus primeras verduras. La importancia social de este proyecto no puede no ser mencionada: su función radica en acercar a chicos a un proyecto serio que les brinde herramientas a futuro, que les inculque el valor del trabajo cooperativo y que los aleje de las tentaciones que produce el exceso de tiempo libre a cualquier chico de realidades sociales diversas.


Todavía queda mucho camino que recorrer. La huerta es todavía pequeña para significar una ayuda real al comedor, pero irá creciendo con el correr de la semana, nuevos canteros, plantas, flores y demás serán puestos con esmero. Con algo de suerte, la huerta comenzará a proyectarse al barrio y podremos reunir a padres y vecinos para contarles de nuestro proyecto, para darles herramientas y para ofrecerles ayuda en la creación de sus propios proyectos, tengan o no que ver con el desarrollo de una huerta orgánica. Las posibilidades con grandes, y las aspiraciones no menores. Quedan todos invitados a formar parte de esta realidad que no todos quieren ver, a interiorizarse e interactuar con ella. En definitiva, quedan invitados a intentar modificarla.


Lautaro, colaborador

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